Siento mucho haber tardado tanto en subir capítulo, pero bueno, este os lo he dejado largo y además creo que en este se descubren muchas cosas. Espero que os guste :)
Por cierto, para darle un poco de vidilla al blog creo que voy a empezar a hacer reseñas de los libros que me lea ¿qué os parece la idea?
Ben y Johanna se
sentaron en las sillas de respaldo alto y esperaron a que el capitán
procediese. Antes de sentarse él, primero corrió las cortinas de la
sala para que entrase menos luz y no les molestase el sol. Después
se acomodó sobre una silla enfrente de sus alumnos.
-¿Has hecho lo que
te dije, Johanna?-Preguntó a su hija mirándola por primera vez
desde que había entrado. Sus ojos eran de un azul muy claro, como el
hielo, pero no eran fríos en absoluto. Johanna tenía la sensación
de que su padre era capaz de ver a través de ella y descubrir si le
estaba mintiendo.
-¿Te refieres a
limpiar la cubierta?-Preguntó ella con un deje de desdén.-Sí, lo
he hecho.
-Y entiendes por
qué te lo mandé, ¿verdad?
-Por pegarle un
puñetazo a Peter en el ojo.-Contestó Johanna con amargura.
-Exacto. Sabes que
las peleas en el Velas de Viento están totalmente prohibidas.
Si hubieses sido un marinero normal, habrías sido expulsada de mi
tripulación sin contemplaciones. El buen funcionamiento de un barco
se basa en la convivencia, cosa imposible de conseguir si cada uno
saltase a la mínima provocación.
-¡Pero él estaba
insultando a mamá!-Cortó la joven.-Tú también deberías estar
enfadado y no permanecer ahí pasmado. ¡Echa a Peter del barco!
-Johanna, no me
interrumpas.-La reprendió su padre.-Seguro que nada de lo que estaba
diciendo sobre tu madre era cierto.
-¡Eso yo no lo sé!
Tú nunca me cuentas nada sobre ella. Probablemente os conocisteis en
un burdel y tú te la trajiste al barco para no tener que separarte
de ella. Luego nací yo y mamá murió, y por eso me has tenido que
criar tú en un barco como este.-Soltó Johanna, dejando escapar toda
su furia y frustración de golpe.
El capitán John
negó con la cabeza.
-No sé de dónde
te has sacado esa historia, pero te aseguro que no es verdad. Tu
madre y yo no nos conocimos en un burdel.
-Pues lo dice todo
el mundo.-Murmuró Johanna.
-¿Todo el mundo es
Peter? ¿Le pegaste por decir eso?
Johanna asintió.
En realidad Peter había dicho cosas peores, pero no le apetecía
repetir sus palabras. El capitán suspiró.
-Hija, no te creas todo lo que diga la gente. Tu madre era una mujer
amable, valiente y honorable, y además era de buena familia, pero
cuando nos conocimos se encontraba sola. Me enamoré de ella y por
eso me la traje al barco, para cuidarla. Pero no lo debí de hacer
muy bien, porque nada más nacer tú, murió de unas fiebres de
verano sin que pudiese evitarlo.
Johanna se quedó
un rato callada, pensando en lo que había dicho su padre.
-Entonces, ¿mamá
no era, ya sabes...?
-No.-Terció su
padre.-Tu madre y yo nos conocimos en la playa, en Ragusa.
Johanna asintió.
Ragusa era una de las ciudades costeras más grandes del país.
-Espero que no
vuelvas a perder los nervios de esa manera.-Continúo su
padre.-Reserva tu furia para las batallas de verdad.
Alguien estornudó
al lado de Johanna. Ella se sobresaltó del susto y cuando se giró
vio que Ben seguía ahí sentado. La chica se había olvidado
totalmente de él durante la conversación con su padre. Ben, pese a
ser un chico corpulento, era bastante capaz de pasar desapercibido,
desde luego.
-Perdón.-Murmuró
Ben sonándose los mocos con un pañuelo que ya necesitaba un buen
lavado.
-Bien, no nos
hagamos más de rogar y comencemos.-Dijo el capitán. Acto seguido,
extendió un enorme mapa sobre la mesa.-Johanna, dime la posición de
barco actuamente.
Johanna se mordió
el labio pensativa. Se suponía que sus deberes eran mirar cada noche
y cada mañana la posición de las estrellas y del sol y tener en
cuenta de qué lado soplaba el viento y con qué fuerza para calcular
la ruta que seguía el barco. Al final, confió en la suerte y señaló
un punto al azar en el mapa. Lanzó una mirada interrogativa a su
padre y esté negó con la cabeza.
-¿No sabes dónde
estamos, verdad?-Inquirió el capitán.
Johanna se paró un
momento a pensar en serio, pero en seguida desistió. Hacía dos días
que no consultaba la brújula y no se acordaba por dónde había
salido el sol esa mañana, pero calculaba que viajaban en dirección
noreste. Sin embargo, no recordaba dónde se había encontrado el
barco en su última lección y tampoco se había parado a pensar en
la fuerza del viento. Al ver que no contestaba, su padre recurrió a
su otro alumno:
-¿Ben?
Sin vacilar un
instante, Ben señaló un punto en el mapa con su rechoncho dedo,
bastante alejado del que había dicho Johanna al principio.
-Bien, Ben, lo has
clavado.-Felicitó el capitán.-Explica cómo lo has hecho.
-Pues
haber...-Comenzó el chico con timidez.-Hace dos días, cuando fue la
última clase, el barco estaba aquí.-Señaló otro punto en el
mapa.-La dirección no ha cambiado, seguimos avanzando hacia el
noroeste, aunque esta noche se ha desviado en unos pocos grados hacia
el este. El viento no es fuerte, no más de 10 nudos, pero tenemos
desplegadas las velas en su totalidad. Es posible que hayamos
avanzado un poco menos, aunque estoy bastante seguro de que estamos
por esta zona.
El capitán John le dirigió una mirada de aceptación y Johanna una
mirada de odio. Ben no hacía otra cosa que dejarla mal a ella.
-No lo
entiendo.-Protestó la chica.-No entiendo por qué tenemos que
estudiar estas chorradas si nosotros somos piratas y ser un pirata
consiste en luchar y en robar.
-Johanna,
para.-Recriminó su padre.-Es cierto que el Velas de Viento es
un barco pirata, pero después de toda tu vida en él ya deberías
saber que no es en eso en lo que consiste ser un pirata. La piratería
no se basa tan solo en saber manejar una espada; también implica
saber tripular un barco, trabajar en equipo, tener presencia,
aprender historia para no volver a cometer los errores del pasado,
hacer tratos y regatear con los demás barcos piratas de la zona,
saberse al dedillo el significado de todas las banderas para no
arriesgarse al abordar otro barco...Y todo eso no lo aprendes
luchando y robando.
Johanna ni se
acordaba de cuántas veces había tenido ya esta misma conversación
con su padre. Como siempre, bajó la cabeza y no replicó, pero no se
dio por convencida. Sabía que el capitán esperaba que ella heredase
algún día su puesto y por eso la exigía tanto, pero Johanna solo
se interesaba por las clases de esgrima, lo demás le daba igual.
Cuando fuese capitana, ya le encargaría a alguien todos los trabajos
aburridos.
El capitán John
suspiró y se tiró de la barba. Tal vez sospechaba lo que pensaba su
hija.
-En fin, dejemos
este tema. Johanna, ¿Sabes al menos hacia dónde nos dirigimos?
La chica sonrió
satisfecha, esta se la sabía, y no por observar la dirección del
barco o la fuerza del viento, si no por la comida. Siempre que comían
guiso de pescado, patatas y zanahoria durante más de una semana iban
al mismo sitio.
-Vamos a la Isla de
los Cangrejos o Isla de los Piratas, como también se la conoce, a
por provisiones.-Contestó segura. Acto seguido, señaló la isla en
el mapa.
Era una solitaria
isla en medio del mar que solo conocían los piratas y los mercaderes
corruptos. Estaba bastante alejada de cualquier pedazo de tierra
firme y no pertenecía a ningún país. Se regía por las normas de
los piratas, donde si cometías un crimen eras arrojado al mar y
suerte para que algún capitán te aceptase en su tripulación
después.
-Sí, correcto,
llegaremos allí en unos tres días si todo va bien.-Dijo el capitán.
Acto seguido, se
levantó y cogió dos gruesos libros de la estantería. Uno de ellos,
forrado en color azul y con el título “Por qué los barcos se
mantienen a flote y la causa de que se hundan” escrito en letras
plateadas se lo tendió a Ben. El segundo, de color burdeos y de
título “Anne Bonny, la historia de una mujer pirata” se lo
tendió a Johanna.
-Leeros estos
libros, creo que los vais a encontrar interesantes. Podéis iros.
Ben y Johanna se
levantaron a la vez y salieron del camarote. Ben ya estaba ojeando su
libro con avidez y pasando páginas rápidamente. La chica se
despidió de él y se dirigió a su propio camarote a dejar su libro.
Este no era tan grande ni lujoso como el del capitán, pero tampoco
estaba mal. Tenía una cama, un escritorio, una silla, un tocador y
un aseo para ella sola, más de lo que muchos disponían. Dejó el
libro sobre el escritorio sin dedicarle siquiera un vistazo. No le
gustaba leer y le fastidiaba que su padre les pusiese ese tipo de
tareas.
Estaría genial que publicases alguna reseña!
ResponderEliminarPor cierto: otro capítulo genial.
Muchas gracias :) Ya tienes la primera reseña, por si la quieres leer.
EliminarMe acabo de leer los cinco capítulos de golpe... Dios mío, me encanta esta historia *O*.
ResponderEliminarJusto hoy acabo de ver Piratas del Caribe, y tenía unas ganas terribles de escribir una historia del tema... Creo que por ahora me contento por leer la tuya jajaj.
¡Un beso, Luba!
jajajaja muchas gracias :) Es que a mi me encantan los piratas desde que era chiquitilla, y claro, también me gusta piratas del caribe (la imagen de arriba es de la peli) xD
EliminarEstá muy bien como siempre! :D A mí me interesa eso de las reseñas para en un futuro, leerme esos libros ^^
ResponderEliminarBesos Luba! :3
Gracias! :D Ya tienes la primera reseña, por si quieres leerla :)
EliminarMmMmm que no le gusta leer, eso tendras que cambiarlo corazón!
ResponderEliminarhttp://macherieladyartiste.blogspot.com.es
jajajajaja tranquila, lo cambiaré xD
EliminarY no le gusta leer! haha
ResponderEliminarSon piratas!! :O wow!
Va muy bien! Me gusta, Me gusta :D
Jajajaja muchas gracias :)
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